La alimentación y sus problemas

La alimentación y sus problemas

La comida debe de ser un momento para compartir y disfrutar y por lo tanto es importante darle el momento que se merece. Vivimos en una sociedad cargada de estrés y las prioridades que nos marcamos cada vez son más ambiciosas, pero, no debemos de olvidar que la alimentación es muy importante y fundamental en nuestras vidas y debe de formar parte de ese orden de prioridades.

Nuestra alimentación debe de adaptarse a cada momento y a cada etapa de nuestras vidas para que pueda favorecer todos esos aspectos que nos ayudan en nuestro desarrollo físico y mental. En el inicio de la vida de nuestros hijos siempre buscamos la mejor alternativa para alimentarlos o por lo menos intentamos hacer lo mejor según el criterio de cada uno, porque en la etapa bebé somos los padres los que decidimos con respecto a la alimentación de nuestros hijos, pero, conforme van creciendo y los niños van probando diferentes tipos de alimentos adquieren sus propios gustos y preferencias.
Mi pequeño durante su etapa bebé y luego en su inicio de su experiencia alimenticia ha tenido la alimentación adecuada y correspondiente a cada etapa, pero, esto cambió con la llegada de la escolarización. El colegio que habíamos escogido aparte de proporcionarle profesionales para todas sus necesidades también disponía de servicio de comedor. Su padre y yo pensemos que eso era estupendo y que lo podría beneficiar a la hora de mejorar sus hábitos alimentarios, pero, no tardamos demasiado en arrepentirnos por haberlo dejado que se quedara al servicio de comedor. Sebastián poco a poco empezó a rechazar la alimentación hasta a negarse por completo a abrir la boca para comer. Todo pasó en menos de un mes y para cuando la directora del colegio nos llamó para comunicarnos que no comía en el cole ya teníamos el problema instalado en casa. Mi pequeño no abría la boca para ningún tipo de alimento. Ante esta desesperada situación optamos por alimentarlo con biberones de leche ya que era la única manera de que comiera. Los biberones fueron su única fuente de alimentación durante dos semanas, mientras que estaba ganándome su confianza (optando por no obligarlo, ni forzarlo) cocinaba de diario dos o tres comidas para averiguar qué comida le puede gustar para poder retomar el habito y que pudiera alimentarse como mínimo acorde a las necesidades básicas para no desnutrirse o no enfermar. Pasado ese tiempo y después de probar con varios tipos de alimentos conseguimos que comiera solo cocido, que también paso a ser su única fuente de alimentación por lo menos diez días seguidos. Poco a poco se consiguió ampliar la variedad de alimentos, pero no obstante todavía hoy en día casi cinco años después sigue sin probar muchos de los alimentos que antes le encantaban. Los trastornos alimenticios son un problema de muchísima importancia y es necesario abordarlos con mucha paciencia y mucha sutileza, porque, cualquier paso en falso nos puede llevar a un problema mayor, puesto que en edades tan tempranas los niños son muy vulnerables, y en el caso de los niños con TEA el riesgo de que el problema sea mayor es mas elevado.
Después de esta difícil experiencia, a pesar de que hay alimentos que mí pequeño no quiere ni oler, él ha ampliado su gusto por la fruta y la verdura en crudo. Y como la mayoría de niños de su edad le encantan todos los dulces rebosantes de chocolate y las chucherías. Podría decir que mi hijo tiene pasión por la comida o que simplemente tiene adoración por ella. La alimentación es un hábito que también necesita educación y estructura, y por eso hay que tener mucho cuidado con la manera de interpretarlo, porque, engullir de todo a cualquier hora y en cualquier orden puede que nos indique ansiedad, aburrimiento o puede que utilice el alimento como aislante emocional, por lo tanto, hay que estar atento y no tomárselo como algo insignificante ya que puede tener una base de bastante importancia.

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