El ocio como herramienta para educar
Los constantes llantos de Sebastián, despertaron en mí la necesidad de conocerlo mejor y averiguar qué cosas le gustan, qué lo relaja, qué le interesa y qué le hace feliz. Mientras que Sebastián fue bebe, y luego no tan bebe, siempre he justificado sus llantos “hambre, sueño, frio, calor, los dientes, y porque no: mal de ojo” (que es un mito todavía muy actual que en ocasiones tendemos a creer en él aunque sea como un último recurso). Leer más