La Navidad es la época más bonita del año, afirmaba durante toda mi infancia. Da igual el frio, da igual el mal tiempo, casi que dan igual todos los inconvenientes porque es la época con más magia y encanto de todo el año. Los recuerdos de mi infancia con respeto a la Navidad tienen olor a abeto inundando todos y cada uno de los rincones de nuestra casa, adornar ese abeto como nuestro árbol de Navidad era para mí y mis hermanos motivo de alegría y celebración. A pesar de que ha pasado mucho tiempo de aquellos tiempos, todavía recuerdo esa magia que yo he vivido, e intento traspasárselo a mi hijo y hacerlo sentir que es una época especial. Es cierto que mi pequeño campeón debido a su TEA quizás no percibe los acontecimientos y lo que ocurre a su alrededor igual que los demás niños, pero, por qué no intentarlo. Desde cuando Sebastián era un bebé, en Navidad siempre en nuestra casa ha habido un pequeño árbol con coloridos adornos y luces.Leer más