Después de más de 6 semanas encerrados en casa y hablando de que el coronavirus es un Monstruo del que tenemos que protegernos, es normal que ahora haya niños y niñas que no quieran salir a la calle por miedo a ese MONSTRUO.
Es cierto que los niños y las niñas menores de 14 años podrán salir a la calle a partir del próximo domingo 26 de abril, pero hay algunos de estos niños y niñas que no quieren abandonar la seguridad de sus casas por miedo a contagiarse.
La información diaria sobre el COVID-19 y sus consecuencias es continua y, en muchos casos, exagerada o incluso falsa. Todas esas noticias llegan a los oídos de los niños, que no comprenden del todo lo que ocurre ni son capaces de filtrar lo que es verdadero de lo que no. Por todo ello, se asustan. A esto se añade la situación en sus casas, el estado general de miedo al contagio que tiene la población y en concreto los padres y madres.
Por lo tanto, ¿qué podemos hacer ante esta situación como padres y madres?
1.-No obligar a salir a la calle a ningún niño ni a ninguna niña si tiene miedo a hacerlo.
2.-Tener paciencia, cada uno de nosotros tenemos unos ritmos de adaptación a las nuevas realidades.
3.- Ir poco a poco, no es necesario el primer día ser los primeros en salir y estar la hora entera que se permite fuera de casa.
4.- Que otros niños y niñas hagan de modelo, es decir, como otros saldrán a partir del domingo, a través del balcón o de la ventana pueden ver como pasean o están con la pelota en la acera. Se les puede decir: ¡Mira, el vecino ha salido un ratito a pasear!, pero nunca comparándolos o presionándolos. Es solo para que vean que otros están en la calle y no pasa nada.
5. Normalizar la utilización de guantes y mascarillas, que aunque no es obligatorio si es recomendable e ir practicando en casa primero. Las podemos llevar en casa, todos, cada día un ratito para adaptarse a ellas ya que la percepción que tienen los niños y niñas al tener que utilizar estos medios de protección es que la situación es muy grave.
6.-Customizar las mascarillas, poniéndole pegatinas, escribiendo mensajes sencillos o haciéndole un dibujo para que sean más agradables.
7.-Explicarles qué van a hacer exactamente y hasta donde van a salir para darles seguridad. “Vamos a bajar por el ascensor y vamos a ir cogidos de la mano hasta la puerta de la panadería, y luego volvemos a casa”. Pero hay que recordar que hay que hacer exactamente lo que se ha dicho.
8.- Hacer las salidas de forma gradual, el primer día se ponen la mascarilla y los guantes y salimos un ratito al rellano de la escalera con algún juguete, si ha ido bien el segundo día se baja en el ascensor o por la escalera hasta el portón y nos quedamos ahí un ratito sentados con su juguete y volvemos a subir a casa. El tercer día, bajamos y pasamos hasta la acera de enfrente. Si graduamos las salidas y explicamos adecuadamente lo que vamos a hacer se sentirán más seguros.
9.- Negociar entre todos lo que podemos hacer en el próximo paseo o salida, haciendo que ellos formen parte de la toma de decisiones. Realmente no es necesario tener prisa, ya que si el ritmo lo marca el niño se sentirá más seguro.
10.- Gestionar y cuidar de nuestras propias emociones. Si como madre o padre estoy muy asustado de que se pueda contagiar mi hijo o hija, ellos lo van a notar. Nuestros hijos están conectados emocionalmente a nosotros y aunque disimulemos no los vamos a engañar.
11-.Hablar con los niños y niñas sobre cómo se han sentido tras salir a la calle y ver lo positivo del paseo pero sin exagerar.
12.- NO minimizar ni ridiculizar sus miedos, en esta situación es evidente que cada uno de nosotros tenemos nuestros propios miedos y no son más absurdos o menos importantes los de los niños que los de los adultos.
Tenemos que confiar en nuestros hijos e hijas, ellos nos han demostrado muchas cosas en estos días y también tenemos que conocer que los estudios realizados con niños en China demuestran que en general, salvo casos muy excepcionales este miedo no permanece durante mucho tiempo.
Hemos convertido el virus en algo monstruoso y puede que ahora sea el momento de ajustar más esa información a la realidad, ya que es una situación con la que vamos a tener que aprender a convivir tanto niños y como adultos durante un tiempo indeterminado.
Raquel Garrigós Castillejo